Seva Corps
EQUILIBRANDO EL SISTEMA INMUNOLÓGICO
INMUNIDAD - Una cuestión de Equilibrio. Podemos identificar en la palabra INMUNIDAD, una referencia a estar entero, EN UNIDAD.
Derivado del latín Immunitas, significa protección (aunque curiosamente también se refería a la exención de impuestos que se ofrecía a los senadores romanos) y hace relación a los grupos de ancianos atenienses de la antigua Grecia, que durante la peste, incluso en contacto con enfermos, no sucumbían. Fueron designados los ‘immunes’.
Un organismo en equilibrio es capaz de desarrollar una relación saludable entre él mismo y los diferentes elementos que lo rodean, con el fin de identificar los límites de adentro hacia afuera y de afuera hacia adentro. La salud de un individuo, de su sistema inmunológico, habla de su relación con el mundo. Todo esto, sumado a las diferentes estaciones del año que traen -cada una a su manera- condiciones específicas, ya sea el clima frío y seco del otoño/invierno, el clima caluroso y lluvioso del verano, y el polen de la primavera.
Una gran parte de las enfermedades observadas provienen de una vulnerabilidad resultante de elementos objetivos y subjetivos, deficiencias internas o agresiones externas. Incluyen desde la composición genética hasta la fisiología. De la alimentación al sueño. De las experiencias anímicas a los ritmos de vida.
Alimentos industrializados, las sobrecargas, el estrés, las exigencias de alto rendimiento materialista, los patrones de comportamiento y belleza.También, el exceso de medicación que nos alejan de nosotros mismos, llevándonos a ignorar las señales que nuestro cuerpo desarrolla en el camino de la curación.
Todos estos elementos están disponibles y forman parte de nuestra existencia. La manera en que lidiamos con ellos indica nuestra capacidad para mantener un estado saludable, incluso cuando nos enfrentamos a las enfermedades.
Así pues, podemos observar algunos cuidados esenciales:
. Alimentación saludable – con preferencia por los alimentos orgánicos, ricos en frutas, semillas de cereales, legumbres y verduras. En particular ajo, jengibre, hongo shitake, verduras de color verde oscuro, entre otros.
. Hidratación – incluyendo tés y jugos, además de agua. También Kéfir, bebida fermentada probiótica obtenida de una mezcla de levaduras y bacterias.
. Ropa adecuada – que favorezca una aireación de la piel, evitando los tejidos sintéticos.
. Actividad física regular – que active la circulación y favorezca el equilibrio de calor de nuestro organismo.
. Sueño reparador – cumplir con el número de horas de sueño que nuestro cuerpo exige y evitar el uso de teléfonos celulares y similares en el período que antecede al sueño.
. Hábitos de higiene personal – que incluso inspiren, a través del ejemplo, a nuestros niños.
. Un ambiente equilibrado y armonioso – evitar estímulos excesivos, desde sonidos fuertes o muchos estímulos visuales, hasta tensiones y cargas innecesarias.
. Ritmo – Alternar actividades que estimulen una relación con el exterior con momentos de conexión contigo mismo.
. Sol - Exposición diaria al Sol, lo que, además de favorecer la producción de vitamina D, aporta la experiencia de Luz y Calor que se reflejan en nuestro interior. Igualmente importante es nuestra relación con la noche, valorando tanto el cielo estrellado como el recogimiento, al que la ausencia de luz nos invita. Esta experiencia con el día y la noche son fundamentales para nuestra vida, tanto a nivel hormonal como anímico y determinantes en nuestros ritmos circadianos.
La tradición hindú incluso nos obsequia prácticas que pueden ayudar como "Brahmara Mudra", la cual nos permite confirmar, sutilmente, que "al establecer límites que garanticen mi salud, mi sistema inmunológico funciona perfectamente".
Una gran pregunta es: "¿Lo que elijo me nutre o me consume?"
A partir de esta pregunta nos damos cuenta de la importancia de CUIDAR
Cuidarse a sí mismo, al otro y al planeta.
Cuando buscamos nutrirnos con verdades nos reconocemos como unidad donde despiertan la confianza, la alegría, la esperanza.
No buscamos un equilibrio estático, como el ejemplo de una burbuja que nos aísla del mundo, alejándonos de elementos que no sean los conocidos y que nos dan una falsa sensación de seguridad.
Por el contrario, buscamos estar aptos para lidiar con experiencias que nos desafíen y en consecuencia nos enriquezcan y fortalezcan, en un equilibrio dinámico, ¡una verdadera danza de la Vida!
